miércoles, 17 de noviembre de 2010

MATERIA MÉDICA Y ARTE. Cuadros de una exposición

Autor: José Eugenio López García. 2007 Encuentro Sucu - sucu

Introducción

El acercamiento a la Materia Médica Homeopática se presenta como un verdadero desafío, necesita de una verdadera vocación y a pesar de ello se hace especialmente arduo. En la actualidad hay nuevas dificultades que, paradójicamente, surgen de los intentos por hacer más asequible y atractiva dicha Materia Médica. Aquí manifiesto mis dudas, supongo no exentas de fundamento, sobre la validez de algunos de los mencionados intentos. Algunas propuestas que nacen del esfuerzo de síntesis son interpretaciones más o menos afortunadas. El aprendizaje veraz de la Materia Médica es, por obligación, un pilar básico en nuestro método. La deformación en la adquisición de la misma supondría minar una de las bases del método. Si hay dudas podemos releer el Parágrafo 3 del Órganon; la experimentación y su registro fiel es el verdadero catálogo de nuestros remedios, todo lo que nos aleje de esos registros, por interpretación, excesiva síntesis o especulación supondrá un alejamiento de la verdad y lo que es peor, nuestras posibilidades de curar la enfermedad se verán mermadas en la misma medida que nos perdamos en esos mundos exteriores. Los síntomas del enfermo real los descubriremos si conocemos los síntomas que relataron los experimentadores que realizaron la patogenesia del remedio que lo curará. Si no conocemos dichos síntomas nunca encontraremos el remedio. No es pues una cuestión banal. La Materia Médica está a nuestro alcance y cuanto más “pura” la recibamos mejor.

Después de esta primera reflexión, no exenta de crítica, me gustaría presentar una propuesta para el acercamiento fiel a la compresión de los remedios homeopáticos.

Propuesta Inicial
La primera idea es conseguir una comprensión o percepción sintética, completa y fiel de los remedios y poder presentarlos como si se tratase de los cuadros de una exposición. No se trata de una idea original (p.e. Margaret Tyler), pero nunca ha “cuajado” y creo que no se ha realizado de un modo sistematizado.

La idea de “ver” un remedio es sugestiva, sobre todo para los que recibimos la información fundamentalmente por medio de imágenes, se trate de verdaderas imágenes visuales, o las imágenes evocadas por las palabras, en definitiva imágenes y poder decir como el poeta: Yo ni siquiera soy poeta (homeópata): VEO y ser capaces de “ver” para presentar ese cuadro visto y transmitir lo que el remedio nos dice del modo más fiel posible, llegando, si es eso posible, a ser un “pintor de remedios”.
Si cada remedio puede entenderse y explicarse así sería asequible su rápida comprensión y mejor empleo.
Ya decía Roberts que el médico homeópata puede ser comparado a un pintor que pinta un retrato, sentado delante del enfermo trata de percibir lo que se encuentra ante él, la realidad de la persona enferma, esa mezcla de síntomas primarios y secundarios. Una vez percibidos esos “rasgos”, comprendido el enfermo en “su totalidad”, el seguidor del método traduce la referida totalidad al lenguaje de los síntomas, que no es otro que el lenguaje de las patogenesias, con este lenguaje y su particular grafía va trazando, en el papel o en el lienzo, en primer lugar los rasgos más generales, después las características individuales e irá surgiendo, trazo a trazo, una forma que tratará de ser fiel al modelo, lo más fiel, no exagerando ningún detalle. Como Roberts matiza “Todos los rostros tendrán ojos, boca, nariz, labios, orejas” y en ese sentido todos los retratos son parecidos, como son parecidas todas las personas y todos los remedios, así habrá que no omitir las particularidades y al completarlo su visión debe evocar fielmente a quien dice representar, así no deberíamos acentuar unas características individuales sobre otras para no ofrecer una representación sesgada del modelo original. El retrato debe resultar, por tanto, armónico, proporcionado y fiel al modelo original.

Una vez que el “retrato” esté terminado, aunque probablemente en la primera consulta no pase de ser un boceto que deberá poseer necesariamente los rasgos más notables y característicos, llegará otro de los momentos fundamentales, el de buscar su análogo en el “catálogo” de la colección de los retratos de remedios. Este segundo momento se complica cuando debemos encontrar el más similar entre los diferentes remedios. Si conocemos previamente podemos llegar a encontrar el que resuelva el caso y cure al enfermo. Si nuestro conocimiento es parcial, sesgado o fruto de las interpretaciones de otros el fracaso será la primera consecuencia y la última el abandono de un método que podría curar si fuesemos capaces de comprenderlo.

Lo anterior no exige, afortunadamente, ser un maestro en el arte de la pintura, sin embargo si exige, por una parte una alta capacidad para percibir y por otra un gran conocimiento de la genuina Materia Médica; la percepción y el conocimiento se exigen mutuamente, son casi lo mismo, en nuestro caso solo se descubre lo que se conoce, solo se llega a ver cuando hay una idea de lo visible. Por lo tanto no se puede “saber” MM sin capacidad de percepción y poder captar, en el remedio y en el enfermo, lo que se ha llamado engañosamente la “esencia de los remedios”. La esencia, si es esencia, debe contener, por los cuatro costados, síntomas de la patogenesia, en otro caso no será lo esencial, será otra cosa.

La ardua Materia Médica

La Materia Médica puede presentarse ante el estudioso como:
a) Una larga lista de síntomas inconexos agrupados en categorías cerradas.
b) Una síntesis más o menos escueta o “imagen” de alguno de los remedios.

Cuando nos enfrentamos con una lista de síntomas se siente un cosquilleo, una ansiedad y al final un desaliento ante lo titánico del empeño. Al comienzo se leen las interminables listas que poco dejan en el recuerdo, los síntomas se mezclan, los remedios parecen iguales... después buscamos los keynotes, al final te sientes incapaz... va pasando el tiempo. Las nuevas tendencias de la Homeopatía llegan y parece que se ve cierta luz, la tan ansiada respuesta a la pregunta: ¿cómo llegar a descubrir el remedio de un modo sencillo y reproducible? Así las nuevas técnicas se presentan como útiles y fáciles de utilizar y las imágenes que nos presentan de los remedios parecen coherentes.

Hablo fundamentalmente del análisis por temas de Scholten y la técnica de Sankaran que me parecen intentos serios de abrir nuevos caminos, aunque estos intentos estén en una fase de comienzo, y como prueba hay que recordar que Sankaran honestamente recomienda que el estudio de su técnica de abordaje se realice de modo progresivo comenzando por sus primeros libros y ese es un largo camino que ha recorrido la escuela de Bombay. Queda entendido que quien quiera comprender plenamente esto debería recorrer este mismo camino.

El estudio de la Materia Médica como lo hace Masi Elizalde es interesante sobre todo para quien lo realiza con esa hipótesis metodológica, y no dudo que acabe comprendiendo la Materia Médica, más difícil resultará para quien estudie los resultados; para resultar útil al estudioso tendrá que seguir fielmente todos los pasos intermedios y no sólo las conclusiones.

A esta moda se han sumado otros autores, citemos a modo de ejemplo a Vithoulkas y a Grandgeorge que realizan unas síntesis de remedios que, cuando se analizan con espíritu crítico, no podemos “ver”, en algunas de ellas, ni rastro de las patogenesias originales.

Otro camino menos reciente es el abierto por Paschero en su análisis de los remedios en la esfera mental y sus analogías con el psicoanálisis, que puede resultar útil en la comprensión pero no deja de ser una imagen sesgada de los remedios que no sólo poseen síntomas mentales, tampoco se trata solamente de ilusiones y sueños; también aquí podemos perdernos y no ver la necesaria “totalidad” y medicar por el perfil psico-patológico del paciente. La misma Margaret Tyler en su Drugs Pictures nos muestra un perfil de algunos remedios.
Aún así no dispongo de los conocimientos suficientes para realizar una crítica profunda, no obstante como aprendiz y estudioso del método homeopático pienso que en el conocimiento de los remedios todo lo que se aleje de los resultados de las patogenesias es un camino tangencial que nos puede llevar muy lejos... probablemente a ninguna parte.

Como ejemplos podemos dar algunas “imágenes” que hemos aprendido en los últimos tiempos, vemos:
“Miedo profundo a perder la posición social”
“Haga lo que haga nunca será feliz”
“Los pacientes Lycopodium son hijos de padres que exigen logros para ser queridos”
“Generosidad, se acerca a los demás, les ayuda y se retira graciosamente”

Si alguna vez, cuando ante determinados pacientes te pierdes y aferrandote a un clavo ardiendo medicas por una “imagen” de las anteriores generalmente consigues un rotundo fracaso. Algo falla. ¿Es cuestión de capacidad? Es posible, pero tiene que existir un camino más seguro.

Como salidas al atolladero se han propuesto diferentes modos de abordar la Materia Médica como hemos visto antes. Hay otra tendencia actual a pensar que la Materia Médica debe ser ampliada y un sector de la homeopatía se ha lanzado febrilmente a experimentaciones de nuevos remedios. Es de justicia decir que todo lo que amplie nuestro catálogo de remedios será bienvenido si es fruto de una experimentación adecuada.

Pero ¿qué hacer con lo que tenemos? ¿Es lícito y útil olvidarse de las patogenesias?

La propuesta de Masi Elizalde parte de las Materias Médicas Puras y, como hemos dicho antes, resulta útil para la comprensión de los remedios si se hace el estudio completo, estudio que resulta complejo y difícil. Esta propuesta como las de Scholten y Sankaran supone una búsqueda constante, con diferente abordaje, y algunos de nosotros podríamos encontrar respuestas puntuales siempre que fuesemos capaces de reproducir el camino seguido por quien las muestra y así llegar a “nuestra” síntesis final del remedio en cuestión con garantía de haber comprendido, siempre entendiendo que se conoce fielmente el cuadro patogenético del remedio estudiado, siempre entendiendo pues que estos nuevos abordajes no suplen el estudio de la Materia Médica clásica.



Conclusiones Preliminares

Cada uno debe seguir el camino propio, la ruta que le corresponda, pero con fidelidad al método, teniendo presente el Parágrafo 3 del Órganon. De este modo creemos que hay que perfeccionar el conocimiento de lo “supuestamente conocido”, hay muchos remedios que experimentaron y utilizaron los pioneros y nosotros utilizamos poco, utilización que puede deberse a su poco frecuente presentación o a nuestro escaso o sesgado conocimiento sobre los mismos.

Esta vuelta al estudio de los remedios clásicos o muy conocidos pero escasamente utilizados se fundamenta en el hecho que los grandes homeópatas del pasado, y algunos del presente, curaban y curan, a sus pacientes con remedios que se conocian en los primeros tiempos de la homeopatía. Nos hemos preguntado muchas veces, ¿con cuántos remedios curaba Hahnemann? La respuesta es conocida, poco más de un centenar. Quede esto como contrapunto a la corriente de moda y sirva de reflexión para conseguir el tan ansiado equilibrio buscado por todos. En el largo camino del conocimiento no hay atajos, este camino es para los pacientes y para los tenaces.

Hace años, en 1999, en las IV Jornadas de Homeopatía de Sevilla, se presentó una ponencia titulada: Rhus Toxicodendron: A propósito de la aplicación de una metodología de estudio de la Materia Médica de mi compañera Julia Vicente Urueña. Presentaba el estudio del citado remedio realizado por la A.H.A utilizando una metodología de estudio propuesta por la Dra. Inmaculada Gonzalez-Carbajal y consistía en:

1ºNivel (inicial): Acceso global al medicamento
· Origen e historia del mismo
· Acción general
· Síntomas generales con mejorías y agravaciones
· Deseos y Aversiones
· Características generales a nivel mental
· Cuadros Agudos: modalidades generales y cuadros más representativos

2º Nivel en el estudio del medicamento
· Núcleos Mentales

3º Nivel superior o perfeccionamiento en el estudio
· Estudio Miasmático
· Diagnóstico Diferencial

Este ambicioso proyecto se ha seguido, en mayor o menor medida, en la A.H.A. y con él se puede llegar a conocer lo verdaderamente “esencial” de nuestros remedios. De esta propuesta parte la idea de ofrecer un “cuadro acabado”, casi completo, de cada remedio, un resultado no nacido de la elucubración ni de ocurrencias más o menos afortunadas, cuadro que podamos retener en la memoria. El camino será, necesariamente, largo y el resultado incierto aunque promete ser satisfactorio.

¿Cómo debería ser la elaboración del retrato de un remedio?

En primer término destacarán los rasgos más notables y característicos, los que más resaltan, sus formas y colores definidos. Es una percepción focalizada, percepción de lo que más nos llama la atención a nosotros, observadores que de algún modo formamos parte de lo observado, es el sesgo del observador que no podemos eliminar pero si educar (esta será cuestión a tratar en otro momento), después repararemos en otros rasgos que también están presentes en menor grado (síntomas concomitantes). Destacarán el color del fondo, el contorno del rostro si se trata de un retrato, la expresión, la asimetría, unos reflejos en el cabello, la luz, el contraluz, el brillo de los ojos...Todo contribuye a hacer ese retrato único y que siempre pueda ser identificado entre otros.

Si no conocemos el modelo, el cuadro original, nunca lo podremos comparar con la copia que es el cuadro de enfermedad, o al revés. Modelo y copia son dos realidades, uno y lo otro son la misma cosa, deben tener una relación de similitud. La ventaja del original es que siempre estará ahí, siempre podremos contemplarlo. Nos sentaremos delante de él y abriremos nuestros sentidos.

Así la Materia Médica puede concebirse como una gran colección de arte, donde cada remedio esté representado por un retrato en el que podamos entender su verdadera naturaleza como una imagen coherente y completa, sin perderse en el detalle pero ofreciendo una imagen que ofrezca lo esencial, lo necesario, lo nuclear.

Entre los grandes homeópatas debo destacar a J.T. Kent, el mejor “pintor de remedios” que conozco, a pesar de las deplorables traducciones al castellano de su obra y a pesar también del hecho de que su MM es un conjunto de recopilaciones de las clases que impartía ¿ Cómo sería una clase del viejo Kent? Algo necesariamente único. Nos falta la energía que seguro transmitía en cada palabra, nos falta el énfasis y el genio del gran homeópata y solo nos queda la palabra desnuda y poco precisa, a pesar de eso sus descripciones son correctas, basadas en la MMP, no falta lo esencial y además se apoya en adecuadas imágenes para hacer más comprensible la desnuda MM.

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